lunes, 31 de enero de 2011

Un libro de profecías...

La Biblia es también un libro de profecías (2 Pedro 1:20, 21). La palabra profecía quizá te haga pensar en las predicciones fallidas de ciertos autodenominados profetas. Pero deje a un lado las ideas preconcebidas y abra la Biblia por el capítulo 8 de Daniel, que contiene la descripción de una lucha entre un carnero de dos cuernos y un macho cabrío peludo con "un cuerno conspicuo". Este último prevalece, pero su gran cuerno se quiebra y en su lugar salen otros cuatro. ¿Qué significa la visión? El relato de Daniel pasa a decir: "El carnero que tú viste que poseía los dos cuernos representa a los reyes de Media y Persia. Y el macho cabrío peludo representa al rey de Grecia; y en cuanto al gran cuerno que estaba entre sus ojos, representa al primer rey. Y puesto que ese fue quebrado, de modo que hubo cuatro que finalmente se levantaron en lugar de él, hay cuatro reinos de su nación que se pondrán de pie, pero no con su poder" (Daniel 8:3-22).
¿Se cumplió esta profecía? El libro de Daniel se terminó de escribir alrededor del año 536 a.E.C. El rey macedonio Alejandro Magno, que nació ciento ochenta años después (en 356 a.E.C.), conquistó el Imperio persa. Fue el "gran cuerno" situado entre los ojos del "macho
cabrío". El historiador judío Josefo narra que antes de vencer a los persas, Alejandro entró en Jerusalén, donde le enseñaron el libro de Daniel. Él comprendió que las palabras de la profecía que le mostraron se referían a su campaña militar contra Persia. Lo que es más, en los libros de historia podemos leer el rumbo que tomó su imperio tras su muerte, acaecida en 323 a.E.C. Cuatro generales terminaron asumiendo las riendas del poder, de modo que, ya en el año 301 a.E.C., los 'cuatro cuernos' que surgieron en lugar del "gran cuerno" dividieron los dominios de este en cuatro secciones. Otra vez, no podemos menos
que preguntarnos: "¿Cómo es posible que un libro predijera de forma tan vívida y precisa lo que sucedería unos doscientos años más tarde?".
La propia Biblia responde a las preguntas que hemos formulado: "Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa" (2 Timoteo 3:16). El vocablo griego que se traduce "inspirada de Dios" significa literalmente "insuflada por Dios". Dios "insufló" en la mente de unos cuarenta escritores la información que ahora encontramos en los libros bíblicos. Los pocos ejemplos de carácter científico, histórico y profético que hemos examinado nos llevan a una conclusión inequívoca: este libro singular, la Biblia, no es fruto de la sabiduría humana, sino que tiene origen divino. Pese a todo, muchas personas de hoy son escépticas en cuanto a la existencia de Dios, su verdadero Autor. ¿Y tu?  ¿QUÉ OPINAS?

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